domingo, 25 de noviembre de 2007

TRISTEZA, VIDA Y MENTIRA

La tristeza no se aloja en el corazón; sólo en momento de su llegada es cuando este la percibe, pues, escondida bajo las ropas de la desdicha es como siempre se filtra en la cama de sus víctimas y se aposenta a la altura de la nariz para asfixiarlas con su peste.
Pero su presencia resulta volátil como el hedor de la mortecina que, molesto y duradero, termina por marcharse. Mas la tristeza no conoce de olores corpóreos porque cuerpo no tiene y no sabe de olvido porque las pieles poseídas siempre se aferran a ella para, por lo menos, vivir de la desgracia.

Tristeza y vida. Relación interminable en los escenarios virtuales de los simios lampiños y los estadios del pensamiento. Nadie por insensato que sea escapa a la prueba de que es real lo que se camina o que, al menos, ese camino está recreado, por una demencia insoportable y falsa que acude a la verosimilitud de las imágenes cotidianas.

Ruptura de la cotidianidad, embelesada y alegre como los imbéciles de los primeros mundos y los que los admiran como si fuesen magia, es lo que busca el sufrimiento propio, que, aun teniendo de barrera lo metálico, logra inmiscuirse en el tejido más sensible de la psiquis y hace resistencia a la gran mentira.

Y es que no es bien recibido quien se queja de las realidades humanas. Se juzga a quien por falta de creencia aún no está embobado por las religiones y los tecnicismos armónicos del capitalismo. Y es que quién sé es para no aludir al Señor o a los designios imaginarios del destino humano. Y es que quién se ha pensado quien prescinde de los bastiones comunes para seguir la ruta individual de la melancolía acogedora y sensata.
El menosprecio y la exclusión de los rostros enrojecidos no son más que el gemido de la envidia. Envidia impregnada en las paredes húmedas del encierro de la tristeza que poseen los insensibles, quienes iracundos señalan a quien acepta la vida sin vestido ni adornos de oro ni comida de conserva.

HOMENAJE A GARZÓN

Estábamos ahí sentados haciendo el recuento de las situaciones absurdas de este pueblo odiado y el pensamiento no nos dio para concluir si quedarnos aquí, avanzar o retroceder. Con las anécdotas de alguien que nos hizo reír, nos vamos a la cama para levantarnos mañana, como todos aquí, y seguir pensando qué hacer.

La Dormeuse

Paul Valéry

¿Qué secreto mi amiga quema bajo tu pecho?
¿A través de tu rostro huele el alma de una flor?
¿De qué vano alimento tu cándido calor
hace aquél puro brillo que te alumbra en tu lecho?

Sueños, respiración, abolido despecho...
Más fuerte eres que el llanto sosiego vencedor
cuando en tu pleno sueño redondez y temblor
de ese seno enemigo se alzan en acecho.

Mujer, montón dorado de sombras y de mimos
tu terrible reposo tales dones retrata
lánguida cervatillo buscando los racimos.

Que a pesar de tu alma que el infierno encarcela
tu forma el vientre puro con el brazo recata
y mis ojos se abren mientras tu forma vela.

LUTO

Despierto y pienso aún lo mismo. Afuera están de fiesta, hasta yo mismo lo estoy: mi cuerpo y mi pensamiento. Estos días han sido buenos y hoy me siento bien. Es mi alma la que está de luto, un luto futuro, el duelo por la muerte de su amor, que será mi desgracia.
Contemplo las figuras en el techo rústico que no tiene figuras; las paredes son del mismo color de siempre y me siento a gusto. Es mi alma la que está de luto y tiembla y llora.

Who want to be me?

No hay personalidad ni persona, no hay ganas, no hay nada qué hacer, no hay pose ni por qué mentir. No quiero ser y tampoco podría si quisiera.